Grito silencioso



Grito silencioso (Ámsterdam 2002-Rivas 2008) 33x39x13 cm.
Con esta obra el autor se adentra en el más puro expresionismo. Además de conmemorar en las formas “El Grito” de Edvard Munch –pintor por el que siente una especial atracción-, nos transmite un mensaje de doliente realismo; el gesto de dolor no es gratuito, un enorme serrucho quiebra su ser una terrible hoja de hierro dentado dotada de una empuñadura de madera, cuya eficaz geometría funcional contrasta con la organicidad visible en las vetas de la madera y en los elementos vitales de la figura. El hombrecillo verde que se sienta en ella está a punto de tirarse, de abandonar su sitio, como si fuese la esencia de la vida que se escapa; vida tanto por el color verde como por los hilos que la forman como si fuese una intrincada red de fibras musculares y vasos sanguíneos.